En esta ocasión quiero compartir una
pequeña reseña, acerca de la conferencia que nos brindó el Dr. Eduardo Flores
Clair, titulada “La importancia de la producción del Oro Novohispano” el pasado
lunes 10 de Junio del 2013.
El Dr. Flores Clair, comienza su
participación en la Asamblea 713 comentando que, la mayoría de los
investigadores le han dado más importancia al estudio de la plata, no así, al
oro.
Continúa su ponencia, haciendo
una comparación de las creencias, que, sobre el oro, se tenían en grandes
civilizaciones como la China, la Egipcia, y la Mexica, mencionando que va más
allá del sentido monetario, circundando en el sentido religioso y mágico:
En la cultura China, se resalta
el color del metal precioso, representando a: “La Raza Amarilla”, mediante el
rio amarillo, el dragón amarillo, y la brillantez de su cultura; Por otro lado,
representa la claridad y la nobleza, la alegría y la prosperidad, así como
también la legitimidad del poder sagrado y los buenos sentimientos.
En la cultura Egipcia el oro era
considerado como “la carne de los dioses”, “piel hecha de oro” manifestada en
la misma riqueza de los Faraones.
En Mesoamérica, dentro de la
cultura Mexica, al orfebre, por su extraordinaria habilidad, se le considera
como una especie de “partero”; Menciona el Dr. el culto al sol, y que éste, al
ser tomado como signo de poder económico y político, comparado con el oro, (por su color) era considerado
afín; También al oro se le relacionaba con lo masculino, a diferencia de la
plata, considerada para lo femenino; El Dr. Flores, nos comenta que, a
diferencia de los egipcios, para la cultura mexica, el oro era considerado
como, la excrecencia de los dioses.
Nos menciona que las piezas prehispánicas
más importantes de oro, han sido encontradas en Monte Albán, (hoy Estado de
Oaxaca) lo cual no supone que no hubiera otras, comenta que los cronistas mencionan
muchas más. Se menciona que, a partir de los documentos encontrados, se ha podido
saber acerca los tributos que los encomenderos hacían pagar a los indígenas, como
son, laminillas, canutillos rellenos de polvo de oro, Etc. (menciona que en el
Museo de Antropología e Historia, hasta hace poco tiempo, había canutillos).
También nos compartió el
siguiente extracto del libro titulado “Quilatador de oro, plata y piedras” de
Iván de Arphe y Villafañe, autor muy importante sobre los metales:
“El oro es el más subido y estimado metal que nace en la
tierra,
y tan libre de toda corrupción, que ningún elemento (ni el
tiempo) lo corrompe.
Ni comiéndose es ponzoñoso, como otros metales,
antes para muchas
enfermedades es medicina.
Y entre otras virtudes tiene una en particular,
que conforta la flaqueza del corazón y engendra alegría,
quita la melancolía, limpia las nubes de los ojos y su
quemadura no alza ampolla.”
Haciendo a un lado el pensamiento
mágico-religioso, continua su ponencia con datos históricos.
Según Santiago Ramírez, un
Ingeniero muy importante del siglo XIX, Había tres formas principales de
encontrar el preciado metal: Los placeres, (que era en los lechos de los ríos),
las Betas y los Criaderos de contacto.
Nos muestra una imagen, de una
mina en Zacatecas del siglo XIII, y nos describe el proceso que seguía la
extracción del metal. Así mismo nos comenta acerca de las dos principales
fuentes de oro en México: “El oro” en Tlalpujahua, Estado de México, y “La
Cieneguilla” en el Estado de Sonora en este lugar, aproximadamente unos 70 años
antes de la llamada “fiebre del oro” en San Francisco, se encontraron
importantes sitios de metales argentíferos, pero, principalmente áureos.
Como dato curioso, nos comenta
que en 1770, el Rey se enteró de que, un señor de nombre Julián Arriaga, de
Mocorito Sinaloa, halló una grano de oro de aproximadamente cuatro marcos (1 Kg
Aprox.) y que se lo pidió, a través del Virrey, para su gabinete de
curiosidades; y que el Sr. Julián, para quedar bien con el Rey, se lo regaló.
Al enterarse de esto, Dn. Manuel de Aldaco (comerciante muy importante de la
época) da a conocer que, él, tenía uno más grande, de 16 marcos (4 Kg Aprox.)
Este dato curioso, arroja que quizás, estos, sean los granos más grandes de oro,
encontrados en la historia.
Otro dato, fue el de la
transportación de los metales ya acuñados, pues, resultaba más barato
transportar oro, a diferencia de la plata, ya que, una mula podía caminar 35 a
40 Kms. Y su recorrido era de 10 a 12 días dependiendo de su destino y podía llevar
en su lomo, dos cajas con un peso de 13 arrobas (aproximadamente 150 kilos cada
una), con las monedas perfectamente contadas y acomodadas dentro de talegos de
piel, lo cual, en el caso de la plata, daba la cantidad de $5,144.34; contra $78,036.73
en moneda de oro.
El Dr. Clair explico la ruta del
dinero (Plata y oro) hacia España como sigue: De Los Reales mineros se mandaban
barras, que pasaban a La casa de Moneda para ser acuñadas, donde se separaban
los impuestos que se le pagaban al rey, y de éstas, se regresaba una parte (a
los Reales) para pagar los sueldos y demás gastos de las minas; de ahí a
Sevilla o Cádiz, vía Veracruz, luego a Madrid donde se enviaba hacia Barcelona
o Amberes; de Barcelona a Génova, (para pagar los créditos, a los banqueros que
le prestaban al Rey) y al igual que Amberes, de Génova salía hacia Oriente pues
las mercancías generalmente se adquirían en aquel lugar. Otra de las rutas
importantes era la que se establecía por Acapulco, a través de la Nao China y
vía Filipinas, por esta ruta pasaba principalmente plata, que, circulaba
después, resellada, hacia ambos lados de los circuitos, motivo por el cual se
le conoce como la primera Globalización de Mundo, ya que logro unirse al
comercio de americanos, europeos, africanos y asiáticos, pues el intercambio de
productos era dinámico.
El Dr. Flores Clair, nos ofrece datos sobre la ACUÑACIÓN
de oro, Vs. La de plata, (que no es lo mismo que producción) la cual era por demás
superior al primero, en una relación de 18 a 1: En 1733 la amonedación de oro
era MUY inferior a los $5, 000,000, mientras que la de plata rondaba los $10,
000,000. Para 1773 estas cifras tuvieron un aumento (cada una a su ritmo), pero
ni aun con este aumento, el oro superaría los $5, 000,000 mientras que la plata
se elevaría a cerca de $20, 000,000.
Para 1810 ambas producciones tendrían
una baja, pero la más notoria sería la de la plata, que caería a menos de $10,
000,000
Sin embargo, nos dice, haciendo un
análisis de los datos sobre el oro se encuentra que hay un promedio anual de
$800,000 acuñados, durante el periodo de 1777 a 1822, lo que pone al negocio
del oro, como uno de los mejores del país, solo por debajo de la grana “cochinilla”
o el tabaco, generando muy buenas utilidades.
Viendo la geografía de los principales
productores de ORO PURO, de 1800 a 1816, le llama la atención la producción de
oro en Guanajuato “La Valenciana” pues se sabe que ese lugar era principalmente
platero, pero se justifica, si se considera que por lo general venían juntos (oro y plata). De ahí “El Rosario” en Sinaloa,
que acumulaba a toda la minería norteña, luego, en menor medida, a Chihuahua, Zacatecas
y Durango respectivamente.
Sobre acuñación y exportación, nos
comenta que, hasta 1776 (según Antonio García-Baquero) casi la totalidad de oro
que se acuñaba, se exportaba, pero que a partir de 1777 esta tendencia cambió, acuñándose
y exportándose, menor cantidad del moneda áurea, por lo que la pregunta es: ¿Dónde
quedo todo ese oro producido, (según la tendencia) si la acuñación y exportación
habían disminuido?
La explicación que nos ofrece es
que, esa producción se destinó para otros usos, como el arte en general, destacándose,
por supuesto, el sacro. (Esculturas, retablos, atriles, marcos, cáliz,
crucifijos, atuendos y vestuarios con bordados de oro)
Durante el periodo Borbónico como
consecuencia de las “devaluaciones” en el contenido de los metales (Ley), se
ordena que la moneda conocida como COLUMNARIA sea retirada de circulación,
hecho que tardaría más de 30 años en completarse, pues la gente sabía que al
entregar su dinero, les sería entregado otro con menor valor.
Durante el periodo colonial el
oro también tenía otros usos “sociales”, por lo que se conocen otros objetos de,
ó que, contenían alguna cantidad del metal, como son:
Anillos, anteojos, aretes,
gargantillas, botones, brazaletes, broqueles, cabestrillos, cadenas,
campanillas, casquillos de bastones, cigarreras, cintillos, cruces de pecho,
cuenta hilos, dedales, fajas, hebillas, jeringas, llaves, mancuernas, manijas,
medallas, pinzas, plumas, relicarios, relojes, rosarios, veneras, etc. etc. Sin
embargo muchos de estos objetos “civiles”, han ido (y siguen) transformándose a
través del tiempo mediante la fundición; Durante la guerra, esta práctica se
extendió a las monedas, ya que, la corona cerraría las fronteras y no permitiría
la salida de dinero.
Hasta el siguiente: Amín Tejas.